Hay situaciones de estrés o de incomodidad que a veces nos hacen mordernos los labios. Tal vez porque estamos nerviosas o simplemente es una maña, por cierto, ¡una mala maña! Al mordernos los labios, estamos colaborando con la aparición de llaguitas o de esos cueritos que se forman por la resequedad gracias a la saliva. Para que esto no suceda, toma en cuenta estas dos palabras claves:
Prevención
Mantén tus labios siempre hidratados y en condiciones óptimas para que no tengas la necesidad de querer quitar algún pellejito indeseable. Trata de aplicar algún bálsamo, manteca de cacao o incluso vaselina. También, puedes optar por mantenerlos pintados para que, de esta manera, estés pendiente de no morderte y no quitar la pintura.
Sanación
En las noches, aplica en tus labios cremas hidratantes y reparadoras que sean para piel sensible. Además, trata de colocarte compresas frías y calientes cada 15 días. Esto ayudará a curar algunas llaguitas o también, usar un enjuague bucal con algo de alcohol.
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